Embragar y desembragar es uno de los actos que hacemos infinidad de veces cada vez que nos subimos al coche, especialmente si nuestros trayectos son urbanos. Pero poco sabemos de los elementos que lo componen, cómo funcionan y, sobre todo, qué problemas tendremos que resolver a lo largo de la vida útil de nuestro vehículo. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre el embrague y su funcionamiento.

Así funciona el embrague de un coche

Todo conductor sabe que el embrague es el pedal izquierdo del vehículo (excepto en los coches automáticos), pero es mucho más que el pedal que usamos para cambiar de marcha. El embrague es un elemento imprescindible para el funcionamiento de un coche y su misión principal es la de transmitir el giro desde el motor hasta la caja de velocidades y, desde allí, hasta las ruedas para que se pueda desplazar el vehículo. Es un movimiento que se realiza por fricción, por tanto, tenemos que tener en cuenta que es una pieza que se desgasta a lo largo del tiempo.

Aunque son muchas las partes que componen el embrague, una forma sencilla de definir su funcionamiento es explicando que el embrague se acopla al volante bimasa cuando este gira debido a la acción del motor y ese giro es transmitido en primer lugar a la caja de cambios. De ahí pasamos al árbol de transmisión, después al diferencial, que transmite ese giro a los palieres y estos lo llevan finalmente hasta las ruedas. El embrague se sitúa entre el volante y la caja de cambios y, como bien sabemos, se acciona a través del pedal izquierdo: cuando el conductor acciona el pedal del embrague, el giro del motor no se transmite a las ruedas, es decir está desembragado. Cuando el pedal está suelto, el giro del motor sí se transmite a las ruedas, por tanto, está embragado.

Problemas más habituales del embrague

Cuando el coche avanza a saltos, los famosos trompicones, lo más probable es que los discos de fricción se hayan ido deformando por calentamiento excesivo en algún momento. Hay que llevarlo al taller para que confirme este diagnóstico o nos informe si la causa puede ser un desalineado en los puntos de apoyo del motor o de la caja de cambios. Otro problema habitual son los ruidos. Ya sean en la caja de cambios o los diferenciales, la causa puede ser la falta de aceite en la caja, o engranajes ya gastados o en mal estado por holguras.

Embrague gastado: síntomas y consecuencias de conducir así

Uno de los síntomas de conducir con el embrague gastado es que patina. Esto sucede cuando el motor está excesivamente acelerado y el coche no anda, o su velocidad es muy inferior al régimen de giro del motor. Lo más seguro es que el disco de fricción esté gastado y tengamos que visitar un taller para sustituirlo.

Conducir por ciudad constantemente castiga mucho el embrague, pero la mayoría de las averías se producen por un uso inadecuado del embrague. Si cambiamos nuestros hábitos de conducción evitaremos un desgaste prematuro y conseguiremos que las averías no se presenten o, al menos, lo hagan más tarde.

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